Ana Torroja Fungairiño nació en Madrid el 28 de diciembre de 1959, es la mayor de una familia de seis hermanos. Tiene dos hermanas, Celia y Laura, y tres hermanos, Yago, Javier y Carlos. Es nieta del marqués Eduardo Torroja, ingeniero e inventor.
Del colegio no conserva recuerdos especialmente buenos. Inició sus estudios en un liceo bilingüe en El Viso, un barrio de Madrid cercano a su lugar de residencia. Posteriormente, estudió en las Teresianas (un colegio religioso sólo de chicas) por tener un mejor nivel de estudios. Allí le obligaron a llevar un uniforme de bata blanca. El cambio de un colegio mixto a un solo de chicas fue aburrido, según su opinión.
No le gustaba mucho ir al colegio ni estudiar porque tenía que madrugar, cosa que sigue odiando. Además no se le daban bien las matemáticas ni las ciencias, prefería el arte y la literatura. Ya sabía, desde pequeña, que acabaría dedicándose a algo relacionado con el arte. Esta relación le viene desde muy niña, ya que su padre cuando eran pequeños les ponía a escuchar ópera en el salón con la luz apagada. También solía jugar a ser actriz delante de un espejo, interpretaba una especie de café cantante, donde escribía sus propias canciones. Su padre también solía grabar a los hermanos con una cámara y ella siempre quería dar la nota. Siendo todavía más pequeña, cantaba el “Frère Jacques” a cambio de una galleta. Su abuela era muy amiga de la directora del coro nacional y la animaba a ir, pero para Ana eso era muy aburrido.
Empezó a salir con doce o trece años, era una chica bastante gamberra que no llegaba a casa a la hora que le decían sus padres. Se inventaba enormes mentiras para que no la regañaran. Sus ídolos musicales eran Karina, Marisol, los Beatles y Génesis.
Estudió en la universidad hasta tercero de Ciencias Económicas, carrera que empezó porque seguían sin gustarle las ciencias y sabía que las letras no tenían futuro. Más tarde, estudió durante un año y medio un curso de decoración, algo que se le daba muy bien, pero no le pudo dedicar todo el tiempo que le hubiese gustado debido a su trabajo en el grupo musical Mecano.
Del colegio no conserva recuerdos especialmente buenos. Inició sus estudios en un liceo bilingüe en El Viso, un barrio de Madrid cercano a su lugar de residencia. Posteriormente, estudió en las Teresianas (un colegio religioso sólo de chicas) por tener un mejor nivel de estudios. Allí le obligaron a llevar un uniforme de bata blanca. El cambio de un colegio mixto a un solo de chicas fue aburrido, según su opinión.
No le gustaba mucho ir al colegio ni estudiar porque tenía que madrugar, cosa que sigue odiando. Además no se le daban bien las matemáticas ni las ciencias, prefería el arte y la literatura. Ya sabía, desde pequeña, que acabaría dedicándose a algo relacionado con el arte. Esta relación le viene desde muy niña, ya que su padre cuando eran pequeños les ponía a escuchar ópera en el salón con la luz apagada. También solía jugar a ser actriz delante de un espejo, interpretaba una especie de café cantante, donde escribía sus propias canciones. Su padre también solía grabar a los hermanos con una cámara y ella siempre quería dar la nota. Siendo todavía más pequeña, cantaba el “Frère Jacques” a cambio de una galleta. Su abuela era muy amiga de la directora del coro nacional y la animaba a ir, pero para Ana eso era muy aburrido.
Empezó a salir con doce o trece años, era una chica bastante gamberra que no llegaba a casa a la hora que le decían sus padres. Se inventaba enormes mentiras para que no la regañaran. Sus ídolos musicales eran Karina, Marisol, los Beatles y Génesis.
Estudió en la universidad hasta tercero de Ciencias Económicas, carrera que empezó porque seguían sin gustarle las ciencias y sabía que las letras no tenían futuro. Más tarde, estudió durante un año y medio un curso de decoración, algo que se le daba muy bien, pero no le pudo dedicar todo el tiempo que le hubiese gustado debido a su trabajo en el grupo musical Mecano.
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